3 de abril de 1910.
A bordo del CAP ROCA. Cruzando la línea del Ecuador.
Queridos, hoy es domingo y recién terminan los músicos de tocar un Coral. Yo quiero estar una horita con ustedes. No les escribí antes pues hace mucho calor. Ayer vimos la roca de San Paulo. Sale veinte metros del mar y bajo el agua tiene una profundidad de cinco mil metros. En seis días lo único que vimos, a no ser agua. A bordo largaron un tiro y gran cantidad de pájaros salieron volando.
A las nueve de la noche pasamos el Ecuador. Yo estaba sentada en cubierta con el capitán y recordábamos a nuestros queridos y nuestra tierra. Entonces tomó mi mano y dijo :
- Señorita Klüver, permita que le dé cómo primero la bienvenida en el Hemisferio Sud !
Frieda Klûver (18 años)
Entonces vino Profesor Eberlein para invitarnos a tomar una copa de Champagne con él. Nos quedamos reunidos hasta las doce, a esa hora mandaron "a su nena" a la cama.
Con el calor que hace da miedo ir al camarote. Dejo abiertas las dos ventanas, prendo el ventilador, no me tapo y quedo solamente en mi camisola finita, pero igual casi no puedo dormir. De día es lindo ver a todos vestidos de blanco, toda la tripulación y pasajeros, hasta en calzado blanco. Yo necesitaría mucho un calzado liviano blanco ! Hoy va a ser el bautismo del Ecuador y gran cena y baile. Que nombre me dará Neptuno, el Rey de los mares ? También me vacunaron y me parece que me va a prender pues me pica mucho.
Yo estoy muy contenta que viajo bajo la custodia del capitán, pues ayer hasta encontré en mi servilleta una declaración de amor ! Increíble no ?! Quieren saber de quién ? Todos dicen que el capitán es muy acaparador, pero yo estoy muy tranquila así. Yo siempre estoy con él, con Profesor Eberlein y el Sr. Roth, porque los tres son respetuosos hombres casados. Me tratan cómo a su hija, pero como me miman mucho terminaré engreída.
De noche nos sentamos en cubierta y cantamos y tocan el mandolín. Vemos muchos peces voladores y ayer vi un tiburón, también delfines vemos muchos. Hace algunos días vemos la Cruz del Sud en el firmamento. De noche es hermoso ver la fosforescencia del mar.
El mar está tan sereno, que cuando estoy en la mesa tengo que prestar atención si navegamos o estamos parados. Hacemos trescientas millas diarias. Me parece que aumenté unos kilos ya que mis cachetes están más llenitos. La comida también es "pomposa" y les mandaré un Menú para que vean que delicadezas hay ! Durante las comidas un mozo está siempre parado atrás de mi silla para atenderme y cómo estoy al lado del capitán y soy dama me sirven primeramente a mí.
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